"Si hubo un cambio de Señor, entonces también tiene que haber un cambio de vida"
¿Será que Dios nos llamó
para calentar sillas en la iglesia? ¿Será que Dios nos trajo a la iglesia solo
para recibir consuelo? ¿Será que Dios nos llamó para ser apenas un religioso?
¿Será que ser humilde es aceptar vivir de las migajas? ¡No, no y mil veces no!
La vida que Dios nos quiere dar es una vida abundante, pero no depende solo de
Dios, sino de nosotros también.
Jesucristo dijo: “Conoceréis la
verdad, y la verdad os libertará. ( Juan 8:32) La verdad es que Jesús nunca predicó que
una vida humilde seria la condición para entrar en el cielo. Él nunca apuntó el
sufrimiento de una persona como siendo su destino, cruz o la voluntad de Dios.
Por otro lado, la religión con certeza detiene a muchos de ver la gloria de
Dios. Pues, predica la aceptación, la conformidad y en algunos casos apunta
para el problema como si fuera la cruz que uno tuviera que cargar. La casa de
Dios no es un lugar para uno huir de los problemas, nos es lugar para aprender
como administrar el sufrimiento, sino es un lugar para una vida nueva en todos
los sentidos.
En una parábola Jesucristo contó la historia de Lázaro, un cristiano
fiel que logró lo mas importante que es la salvación, pero durante su vida
estuvo enfermo y pidiendo limosna. Adentro de la iglesia tenemos dos tipos de
personas, los que tienen fe para comer carne y los que tienen fe para comer
legumbres. Lázaro tenía fe para ser salvo, pero no tuvo fe para revelar en su
vida la grandeza de Dios, ahora vea lo que él deseaba: “Y deseando hartarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun
los perros venían y le lamían las llagas”. (Lucas 16:21) ¿Por qué Lázaro al envés
de desear comer de las migajas, no deseaba estar libre de aquella situación?
Con seguridad el problema estaba en su visión y mentalidad. Mi pregunta es:
¿Cuántas almas Lázaro ganó por medio de su testimonio? No estoy diciendo que
solo sea de Dios quien tenga carro del año, casa propia, salud y una familia
linda. Lo que estoy diciendo es que no podemos estar indiferentes con la
injusticias procedentes del diablo.
Vamos reflexionar en lo que Jesucristo dijo: “Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á
vuestro Padre que está en los cielos”. (Mateo 5:16) ¿Cómo nuestros familiares, amigos, vecinos y el
mundo, irá glorificar a Dios si en nuestra vida no hay brillo? El problema con
muchos cristianos, es que salieron del mundo, o sea de una vida de esclavitud,
pero permanecen con una mentalidad de un esclavo. Es decir, falta sed y hambre
de justicia. Usted es quien tiene que decidir, luchar por una vida abundante o
aceptar una vida de migajas.
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