Con
seguridad esta pregunta viene siendo hechas por miles de personas esparcidas en
el globo terrestre. Sin embargo, pocos son aquellos que logran comprender la
dinámica del cambio. Lo primero que usted necesita saber acerca del cambio es
que: ¡Nada
cambiará, si usted no cambia! Es decir, todo permanecerá estático en su
vida, hasta que alguna cosa venga a suceder y usted venga a tomar una actitud.
Hace
unos días yo tomé conocimiento de la historia de una mujer que perdió más de
222 libras. Ella dice que en un cierto día fue para la playa, y como ella tenía
muchos dolores en su cuerpo fue en una cabina de masajes. Ella logró entrar con
un poco de dificultad. Sin embargo, después que terminó ella no podía salir, vinieron
algunas personas para ayudarla pero aún así no lograba salir. Fue entonces
cuando un grupo de personas empezaron a llamarle de “Ballena Estancada”. Ella
dice que se sintió humillada y avergonzada, y dijo que nunca más iba a pasar
por una situación como aquella de nuevo. Fue así que Louise Watson, logró
perder más de 222 Libras.
Todo
cambio empieza cuando se despierta en uno la indignación, o sea, cuando el orgullo
de uno es herido, cuando el dolor llega a un punto donde no da más para
soportar. Hace unos años atrás una señora vino a compartir su testimonio
conmigo. Ella dijo: Yo tenía 10 años de frecuentar
la iglesia, cuando el pastor pidió para invitar a nuestros vecinos para un
servicio especial que iba tener en la iglesia. Yo fui a invitar a mi vecina, yo
le dije: En este domingo vamos a tener un servicio especial en mi iglesia, yo
estoy segura que Dios tiene poder para transformar su vida. ¿Sabe lo que me contestó?
Ella dijo: Yo solo voy a su iglesia en el día que yo vea su vida transformada y
deje de escuchar los pleitos entre usted y su esposo. Yo salí de ahí de cabeza baja, sintiéndome
humillada, con una indignación conmigo misma y con mi situación. De este día en
adelante yo cambié, yo empecé a llevar las cosas de Dios más en serio y dejé de
hacer la cosas a mi manera. Hoy mi familia y yo tenemos nuestras vidas
transformadas. Incluso doy gracias a Dios por oír aquellas palabras, pues me
hicieron despertar.
Hay
personas que tiene esta fuerza que es la indignación. Pero; ¿Por qué sus vidas no
cambian? Porque aunque la indignación sea una fuerza, usted necesitará
enfocarla en la dirección correcta. Es decir, no adelanta maldecir el día que
nació, pedir a Dios la muerte, culpar a Dios y a otras personas por su
problemas. Es verdad que hay muchos jóvenes, hombres y mujeres indignados en el
mundo, pero la mayoría no logra sacar provecho de esta energía, pues la direccionan
equivocadamente. Hay otras que pasan la vida haciendo preguntas que no producen
cambios.
Usted
ya escuchó hablar de lo que hace el águila con sus polluelos. Al principio el
nido es un lugar confortable y nunca falta alimento. Después de algunas semanas
el águila empieza a sacar poco a poco aquello que hace el nido un lugar
confortable, algunos polluelos entienden luego y salen para volar. Sin embargo,
hay siempre uno que permanece en el nido con miedo de volar, entonces el águila
lo agarra con sus uñas, lo lleva muy alto y lo suelta. Es decir; ¡Tiene que
volar! Yo creo que Dios permite que ciertas cosas vengan a pasar en nuestras
vidas, porque Él, tiene un propósito. Dios no creo al ser humano para vivir una
vida de dolor y sufrimiento. Pues está escrito: Y no os conforméis á este siglo;
mas transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que
experimentéis cuál sea la buena, agradable y perfecta voluntad de
Dios. (Romanos 12:2)
Hay
otra cosa muy importante para quien desea cambiar de vida. Su voluntad de
vencer tiene que superar el miedo de perder. Usted necesita saber que para
cualquier cambio encontrará algún tipo de oposición, y cuanto mayor sea el
cambio deseado, mayor también será la oposición que usted encontrará. Si usted
desea lograr este cambio y realizar su sueño, no olvide que tendrá que
sacrificarse. La verdad es que: “Quien desea mucho, tendrá que sacrificarse
mucho, y quien desea poco, tendrá que conformase con lo que tiene”. Para terminar
quisiera que usted medite en esta palabra: Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia: porque ellos serán saciados. (Mateo 5:6)
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