"No fuimos hechos para el fingimiento, sino para la autenticidad,
Sea ella bonita o no. Porque tarde o temprano, lo que nosotros
realmente somos es lo que se queda en evidencia".
Luego en el primero encuentro del Señor Jesús con
Natanael, él mostró una de las más importantes virtudes de un ser humano, la
sinceridad.
“He aquí un verdadero Israelita, en el
cual no hay engaño”. (San Juan 1:47)
El carácter de Natanael no tenía nada que ver con la
hipocresía reinante entre los religiosos de su tiempo, que eran orgullosos por
su espiritualidad y virtudes, negadas por su comportamiento. ¡El Señor, omnisciente,
sabia bien quien era Natanael!
“ Trayendo á la memoria la
fe no fingida que hay en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y en
tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también". (2 Timoteo 1:5)
Cuando usted es humilde y sincero y reconoce sus
fallas, el Espíritu Santo viendo su sinceridad en querer hacer aquello que es cierto,
Él viene y te ayuda. Dios nos conoce mejor de lo que nosotros mismos, mas
cuando Él mira que no hay sinceridad ni arrepentimiento; ¿lo que Él puede hacer?
Aunque nadie pueda volver hacia atrás y hacer un nuevo
comienzo, cualquiera puede comenzar ahora y hacer un nuevo fin.
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