El poder de la Oración

miércoles, 16 de enero de 2013

Recompensará en Público



"Mas cuando tú vengas ofrendar, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; Para que sea tu ofrenda en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público"



¿Qué significa Ofrendar?


Según el diccionario ofrendar es el ofrecimiento que se hace a una causa noble o para honrar alguna divinidad. Ofrendar es cosa o servicio que se ofrece como muestra de respecto, gratitud y amor. La ofrenda revela el corazón del ofrendante, pues cuando alguien da alguna cosa o hace algún tipo de servicio, está revelando lo que esta en su interior.



            La alabanza, la oración, los diezmos y todo que hacemos para Dios, revela nuestra consideración para con Él. Jesucristo enseño: “Mirad que no hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos. Cuando pues vengas ofrendar, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú vengas ofrendar, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha; Para que sea tu ofrenda en secreto: y tu Padre que ve en secreto, él te recompensará en público. Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su pago. Mas tú, cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.” (San Mateo 6:1-6)

Todas las veces que vengamos presentar alguna ofrenda a Dios tenemos que preguntarnos. ¿Estoy haciendo de todo el corazón, con toda el alma, con todo el entendimiento y con todas mis fuerzas? Hubo una vez que el Señor Jesucristo estaba siendo alabado por una gran multitud, pero Él dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí. (San Mateo 15:8) Dios no es obligado a aceptar todo tipo de ofrenda que a Él se ofrezca. Jesús no aceptó la alabanza de ellos porque su palabras no estaban de acuerdo con su corazón.

Ahora antes de Dios se agradar de la ofrenda que nosotros le presentamos, Él quiere se agradar primero de nosotros. O sea, la vida del ofrendante tiene que agradar a Dios así como sus ofrendas. Hasta porque si agradamos a Dios solamente con aquello que hacemos, pero no con lo que somos, ¡Esa ofrenda será defectuosa! Para Dios no existe mayor ofrenda de lo que la obediencia del ofrendante. Por eso, busquemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto. La vida de Abraham así como sus ofrendas agradaron a Dios. Por eso, Dios recompensó Abraham en publico. 

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